viernes, 21 de diciembre de 2012


¿Por qué los niños matan?

Masacres en EE. UU.

"Armas y un chico con rasgos antisociales son una combinación letal", dice experto.


Una semana después de la terrible masacre de Newtown, Connecticut, en medio del debate sobre las armas, la salud mental y el desajuste social, necesitamos emprender diversos caminos para abordar esta tragedia y acercarnos a una posible compresión de los motivos de Adam Lanza. Las características de las víctimas y por supuesto la sindrómica reiteración de este tipo de matanzas, nos obliga a cruzar enfoques, pero también a reconocer sus límites.
Este recorrido desemboca en una encrucijada final, una que expone a Adam Lanza como responsable absoluto de lo ocurrido; un punto crítico difícil de asimilar pero que espero nos ilumine en la necesidad de respuestas.
Las explicaciones desde el contexto y la ciencia
El primer camino aborda el origen del comportamiento violento como consecuencia de la influencia del entorno social, cultural y familiar. En términos generales esta primera mirada en torno al mundo de Adam Lanza, nos revela un escenario de rechazo y exclusión hacia el agresor, donde diversos individuos y grupos, más integrados que él, crearon una serie de barreras que en su corta vida el futuro asesino no supo ni pudo cruzar.
En las preliminares investigaciones ya han emergido una serie de factores familiares que señalan un ambiente mitad amable, mitad indiferente frente a su forma de ser. Las relaciones de afecto por parte de su madre y de otros miembros de la familia al parecer no lograron implicar su vida más íntima. En conclusión, tenemos un mapa de exclusión emocional sumado a un sistema social jerárquico donde este joven no logró encajar.
Sin embargo, a pesar de este esbozo de un mundo de relaciones impersonales, indiferentes, diseñadas bajo el esquema de ganadores-perdedores, donde los tímidos y silenciosos como Adam Lanza terminan relegados, es paralelo a otro que ha configurado personas para nada violentas. En medio de este ambiente de indiferencia, también la sociedad estadounidense ha tejido una serie de lazos y de intercambios de unidad que han dado origen a seres humanos estupendos, muy buenos y sensibles. Las personas integradas en esos otros sistemas paralelos ni asesinan ni odian.
Por supuesto que algo anda fallando en este sistema de vida; por supuesto que alguien debió advertir que la relación entre armas y un chico con rasgos antisociales (no autistas, como se ha dicho), era una combinación letal, pero es indudable que al escuchar las historias de la profesora que dio la vida para salvar a sus estudiantes o al reconocer el abrazo colectivo de la comunidad afectada, la generalización previa (la de un mundo deshumanizado y enfermo) se desdibuja: allí, donde ocurren estas masacres, también existen las emociones y el amor necesarios para proteger a los niños y crear una comunidad hondamente afectiva. Allí, en Connecticut y en los diversos Estados que han sufrido estas masacres, habitan más seres humanos que monstruos.
La segunda perspectiva, la ofrecida por los diagnósticos de los desordenes mentales y de personalidad, los cuales se basan en análisis donde el desajuste mental y/o emocional serían los detonantes de la conducta violenta de Lanza, nos puede aclarar, en parte, la forma en que su falta de empatía devino en un acto de brutal violencia.
Por supuesto que tales diagnósticos, en especial el de sociopatía (diferente al de psicopatía), puede vislumbrar un perfil valioso que explique la insensibilidad de sus acciones. Este enfoque, incluso amparado en estudios neurológicos que puedan señalar un deficiente y alterado funcionamiento del cerebro antisocial, sin duda pueden ofrecer claves importantes de la génesis de su comportamiento; no obstante, podrían derivar en el complejo y ambiguo aspecto de que Adam Lanza no era responsable de sus actos, en que “no sabía lo que hacía”. Peor aún: que no sabía que lo que hacía era terriblemente malo.
Aceptar sencillamente que su mente no funcionaba correctamente y por eso no pudo controlar sus impulsos violentos, eximiría a muchos factores necesarios para buscar un cambio verdadero que evite que esto vuelva a ocurrir. Así como el cerebro altera nuestro comportamiento, nuestro comportamiento también puede lesionar nuestro cerebro.
Lo anterior nos conduce de inmediato a la tercera senda, al extraño escenario privado donde un joven alimenta de forma desproporcionada, exagerada, su sensación de fracaso y fantasea con matar.
La peligrosa soledad de un joven que odiaba el mundo
Este tercer camino nos advierte sobre una especie de rebelión individual, de “terrorismo privado” (así lo llama Elliott Leyton). Nos expone una sentencia que incluso puede parecer trivial frente al horror causado, pero probablemente de eso se trataba su realidad más íntima: la masacre fue producto de su crisis personal. Veamos:
Adam Lanza fue incapaz de aceptar el presumible rol de perdedor que la vida le ofrecía. Su conciencia angustiada de su posición social aislada terminó por asfixiarlo. No se dejen engañar con sus fotos de chico tímido: era ambicioso y estaba centrado hasta un grado de desesperante obsesión consigo mismo. Su desprecio por los demás no era cínico, sino más bien fabricado por el resentimiento de percibir que, presumiblemente, el mundo no estaba hecho a su medida. Es probable que se cuestionara sobre cuál era el lugar adecuado para su inteligencia superior en ese sistema social mediado por convenciones que a él simplemente no le interesaban.
Creyó que era invisible o que era percibido como un anormal. Terminó por creer que solo mediante un acto desproporcionado dejaría huella en el mundo y se haría visible para la posteridad. Intuyó, al repasar la historias de la masacre de Columbine, que la gente recordaba a los asesinos.
Entonces, percibió que la clave de ese mundo ajeno estaba en el poder. ¿Pero cómo alguien como él podría siquiera llegar a tener algo de ese poder ostentado por los demás? Las armas fueron la respuesta que encontró a la mano. Ya otros antes lo habían hecho, pero él llevaría la siniestra apuesta mucho más allá. Fue el momento en que decidió asestar su brutal golpe de rebeldía a las personas a las cuales, según su absurda percepción, le negaban su propia felicidad y su propia vida.
Se vio a sí mismo en el futuro -para todos incierto, para él catastrofico- rechazado una y otra vez, fracasando en todo. Se vio a sí mismo excluido -a todos nos ha ocurrido, pero persistimos sin mirar atrás-; no intentó ser aceptado por la sociedad o de hacer de lo que creía era su particular diferencia una forma de contribución a ella. Ese mundo que consideró hostil era demasiado extenso, así que era necesario dirigir su odio contra un objetivo más concreto. Así surgió la idea de cómo organizar su destino y terminar de una vez por todas con el hastío.
Adam Lanza se rindió antes de vivir. Claudicó hacia lo peor de sí mismo. Creyó que su cruzada homicida le daría sentido a su desesperación. La magnitud del horror causado se equivale al tamaño de su insatisfacción, al odio a sí mismo.
No sé si llegó a repudiar a su madre. Creo que no, que por el contrario ella era su único lazo emocional verdadero, y por eso fue su primera víctima: para eliminar la poca humanidad que le restaba. Muerta ella, lo que vendría le resultaría más fácil. Al matar a su madre inanimó el mundo y convirtió a sus víctimas en muñecos a los que disparó sin emoción alguna.
Las víctimas
Aún queda una pieza suelta: el lugar de la masacre y la edad de sus víctimas. La niñez, el colegio y el abrazo protector de un ser humano hermoso llamado profesora, representaban el único lugar donde Adam Lanza alguna vez fue igual a todos, donde alguna vez experimentó algo parecido a la felicidad. La escuela Sandy Hook era el paraíso del que creyó ser expulsado.
Culpó, erradamente, por supuesto, a ese bello lugar y a esos encantadores niños de no haber hecho algo más por darle una vida mejor. Su vergüenza de ser, de existir como lo que absurdamente consideraba era una “terrible” manera, desembocó en una infernal expiación.
En realidad Adam Lanza no era tan diferente de los demás. Tal vez su secreto era sentirse especial y que los otros no lo comprendieran. Todos de cierta manera somos especiales, pero nuestro deber es hacer de esa particularidad la forma de acercarnos a los demás, no de distanciarnos. Él confundió la soledad con el aislamiento. El ahora convertido en un asesino de masas se aniquiló en el total autodesprecio y no permitió que el tiempo, la vida, le demostrara que no había causas perdidas.
Adam Lanza voló en mil pedazos la esperanza más valiosa del mundo, y ahora nos toca a todos recomponerla, poco a poco, paso a paso, con el cuidado de no sumar piezas de odio y de necesidad de retaliación, mucho menos con más armas. Para que los niños y sus padres regresen sin temor alguno a las escuelas no queda de otra que persistir en lo que nos ha convertido en seres humanos: confiar en los otros, salir de nosotros mismos para encontrarnos en los demás.

Por MIGUEL MENDOZA
Especial para El Tiempo.
OPINIÓN PERSONAL:
Estudiar la situación psicológica de Adam Lanza no es nada fácil, creo que intentar hacerlo seria llegar con intentos fallidos a una respuesta verídica, ya que solo se obtendrá posibles hipótesis acerca de su crisis emocional. Según mi percepción, este joven nunca tuvo infancia, educación y mucho menos consideración del prójimo,  por consiguiente, el quiso adentrarse a la adrenalina, el poder, y ser reconocido a pesar de que nunca lo fue. Para mi este joven, vivió en un ambiente hostil  donde no tuvo amor ni comprensión. Una persona asesina, nunca nace siéndolo, quizás  la sociedad y las circunstancias lo volvieron así, sin embargo las causas surgen de la deficiencia de crianza, educación y otros muchos factores que se desconocen. Creo que la problemática de Adam Lanza se originó a partir de una influencia negativa que lo llevo a cometer esta serie de crímenes  y posiblemente muchas más desconocidas,  lo que no puedo descifrar es el verdadero y único impacto psicológico que tubo este muchacho para matar 20 criaturas indefensas y a su propia madre.

viernes, 14 de diciembre de 2012


EE. UU. llora masacre que dejó 20 niños y 8 adultos muertos


18 niños asesinados en tiroteo en Estados Unidos

Autoridades señalan a Adam Lanza como autor de la masacre en Connecticut.

El tiroteo ocurrió en la escuela de educación básica Sandy Hook, en el pueblo estadounidense de Newtown, en Connecticut. (Vea las imágenes de desconcierto después del tiroteo en la escuela)
El presunto autor de la matanza de 20 niños, entre 5 y 10 años, y seis adultos fue identificado como Adam Lanza, según medios locales que citan fuentes oficiales. (Vea las imágenes de las peores masacres ocurridas en EE. UU.)
Inicialmente varios medios estadounidenses indicaron que el autor podría ser su hermano, Ryan Lanza, pero las autoridades confirmaron que este último no está implicado en el trágico tiroteo registrado este viernes.
Según versiones de la prensa, el autor de la matanza, de 28 años, al parecer se suicidó en la misma escuela tras realizar más de un centenar de disparos.
De acuerdo con varios medios, antes del ataque, el sospechoso habría asesinado en su propia casa de Newtown a su madre, Nancy Lanza, quien era maestra de la escuela donde se cometió la matanza, lo que supone que hubo en total 28 muertos. (Lea además: masacres en colegios, un mal de EE. UU. desde 1700)
El padre, divorciado de la madre, al parecer fue interrogado por la policía, aunque se ha avanzado que aparentemente no tiene nada que ver con el tiroteo.
En cuanto al hermano menor, Ryan (24 años) reside en Hoboken (Nueva Jersey), y algunas imágenes de televisión le mostraban mientras agentes de la policía local se lo llevaban para interrogarle, aunque las autoridades también creen que no está implicado. (Lea aquí: Tiroteo en Connecticut reactiva debate sobre porte de armas en EE. UU.)
Un compañero de clase del presunto autor, de la época en que eran estudiantes, relató a un canal local de la cadena CBS, mientras luchaba para contener las lágrimas, que Adam Lanza era "solo un chico" más, que no causaba problemas ni mostraba tendencias antisociales.
El llamado de emergencia a la Policía se produjo a las 09:41 hora local. Las imágenes de televisión mostraban policías y ambulancias en el lugar, mientras los familiares de los estudiantes llegaban con prisa al centro de educación. Las banderas de Estados Unidos fueron izadas a media asta.
La escuela Sandy Hook alberga a niños de entre cinco y diez años. Allí se encontraron armas, probablemente del atacante.
Newtown, con una población de 27.000 habitantes, se encuentra a unos 128 kilómetros al noreste de Nueva York. Todas las escuelas del pueblo fueron cerradas tras el tiroteo.
Una joven entrevistada por NBC Connecticut dijo que escuchó siete ruidosas explosiones cuando estaba en su clase de gimnasia. Los niños empezaron a llorar y los profesores sacaron a los estudiantes a oficinas cercanas, aseguró."Un oficial de policía entró y nos dijo que corriéramos hacia afuera y así lo hicimos", dijo una niña no identificada ante la cámara.
'Nuestros corazones están rotos': Obama
En medio de lágrimas, el presidente Barack Obama expresó en una alocución televisada sus condolencias a las víctimas del tiroteo y dijo que siempre que recibe este tipo de noticias no "reacciona como Presidente sino como padre".
"Como país hemos pasado por esto demasiadas veces", dijo citando tragedias similares que el país ha vivido. "Tomaremos acciones significativas independientemente de la política", agregó.
Durante su discurso, Obama dijo que “no hay un solo padre en este país que no se sienta abrumado" por la noticia. Los que murieron eran "bellos niños entre los 5 y 10 años".
El mandatario no entregó detalles sobre las investigaciones que están en curso para esclarecer las causas de la masacre. "Nuestros corazones están rotos por los padres, hermanos y abuelos de estos niños y por los familiares de los adultos", dijo y agregó: "Que Dios bendiga a las víctimas y sane las heridas".
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, condenó la masacre mediante carta dirigida al gobernador de Connecticut, Dan Malloy.
"Tomar a los niños como blanco es un acto odioso e inconcebible", estimó Ki-Moon, cuyos "pensamientos y plegarias se dirigen a las familias de las víctimas y a todos aquellos que han sido traumatizados por este crimen horrible".

OPINIÓN PERSONAL:
Es impredecible ver que en el mundo pagan justos por pecadores, es abominable cuando se visualiza condenas a niños indefensos que no han tenido la oportunidad de conocer la esencia de la vida. Es indignante, saber que ni países desarrollados, que poseen un alto grado de justicia no se salven de actos criminales de dicha magnitud. Me parece que estos acontecimientos no se pueden cobrar con ningún factor de justicia; ni las torturas, ni los años que pague por ley este monstruo y fenómeno criado por naturaleza será capaz de desvanecer el sufrimiento tan infinito e incomprensible que deben padecer los familiares de estas criaturas indefensas. Estoy seguro, que estos problemas son consecuencias de la pobre y pésima educación, no creo que un joven de 20 años matara a su propia madre, 10 niños y luego terminara suicidándose teniendo una educación suficiente para sobrevivir en un mundo como el nuestro.


viernes, 7 de diciembre de 2012

10 % de los trabajadores en Colombia gana menos de $3.600 diarios

Escrito sábado 8 diciembre. Última actualización 12:54 Am. Fuente: El Espectador

Un reciente informe de la OIT resalta que los salarios aumentaron un 2,2 % en Latinoamérica y el Caribe en 2011.
Los salarios en Latinoamérica y el Caribe aumentaron un 2,2 por ciento en 2011, un ascenso superior al promedio mundial y a los incrementos anuales registrados en esta región desde 2008, aunque todavía no se alcanzan los niveles de mejoras salariales previos a la crisis.
Ejemplo de esto son países como Colombia o Nicaragua que reflejan que el número de trabajadores pobres en los países en desarrollo sigue siendo extremadamente alto. Según las últimas cifras de la OIT, cientos de millones de asalariados en el mundo en desarrollo ganan menos de 3.600 pesos al día, en Guatemala, por ejemplo, el 16% de los trabajadores están en esta situación, así como Colombia con un 10 % y Nicaragua con un 22 %.
Aunque con porcentajes más bajos, esta misma situación también se repite en Perú, México y Panamá, donde el 9, el 5 y el 10 %, respectivamente, de la fuerza laboral gana menos de 3.600 pesos diarios.
Pese a lo anterior el Informe Mundial sobre Salarios 2012/2013 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hecho público este viernes en Ginebra, revela que los sueldos promedio mensuales ajustados a la inflación, los llamados salarios reales, crecieron un 1,2 por ciento a nivel mundial en 2011, un punto menos que en Latinoamérica y el Caribe.
El crecimiento promedio de los salarios en esta región fue de un 3,5 % en 2006; un 2,9% en 2007; un 0,8% en 2008; un 1,6% en 2009; un 1,4% en 2010; y un 2,2% en 2011.
La región de Latinoamérica y el Caribe registró el tercer mayor ascenso en los salarios en 2011, por detrás de Europa oriental y Asia Central, donde se incrementaron un 5,2 % y un 5 %, respectivamente.
El documento de la OIT explica que en 2004 se inició un fuerte ciclo de crecimiento económico en Latinoamérica, aunque en 2009 sufrió los efectos de la crisis económica mundial, que superaría en 2010, cuando su PIB repuntó.
La OIT estimó que las tendencias al alza en los salarios en América Latina y el Caribe "están fuertemente influidas por países como Brasil", donde el crecimiento salarial fue del 2,6% el año pasado.
"Muchos otros países de la región experimentaron un deterioro de sus salarios reales en 2008 y nuevamente en 2010. La mayoría de los países donde salarios cayeron eran de América Central y el Caribe, ya que sus economías son más dependientes de la situación económica de Estados Unidos", explica el informe.
Así, mientras los salarios crecieron en un promedio anual superior al 3 % entre 2004 y 2011 en países como Brasil, Perú o Uruguay, apenas aumentaron en México (en torno al 0,5 %) e incluso se redujeron algo más de un 1 % en Nicaragua y El Salvador.
El informe también incide en el papel de los salarios mínimos como un medio para proteger a los trabajadores más vulnerables y cita como ejemplo el caso de Brasil, un país que aumentó su salario mínimo notablemente a partir de 2005 e incluso durante los peores meses de la crisis.
OPINION PERSONAL:
Sin duda alguna una de las características más desfavorables para los trabajadores colombianos es la baja mensualidad que obtienen por sus frutos laborales, sin embargo cabe decir que las diferencias que existen entre el pago mensual de un trabajador y otro son dependientes de los estudios y de la idealización que básicamente resulta de un determinado proyecto de vida. No obstante, el desarrollo del país depende de aquellos estudiantes que se dedicaron gran parte de su vida a misionar y visionar una sociedad de procesos modernos y evolutivos, es decir, seres que estudiaron con un objetivo en común de mejorar las condiciones de la sociedad a un nivel político, económico, social, cultural de mayor calidad, motivo por el cual no critico a las leyes que decidieron establecer estos parámetros laborales, ya que, si de manera contraria se cualificara abundantemente a este tipo de trabajadores, se estaría invitando de una manera abstracta a todos aquellos que desean estudiar una carrera universitaria de diferente contexto a laborar según la condición física mas no por el aspecto cognitivo, característica que perjudicaría demasiado a Colombia. Para mí, un trabajador gana en pesos según sus conocimientos mas no por la cantidad de trabajo presentado, en este sentido se deduce que en Colombia hay una abundante cantidad de empleados cuyo sueldo no cubre suficientemente el costo de vida normal de una persona.